jueves, 14 de octubre de 2010

En el Supermercado

No voy mucho a los supermercados. Creo que es por eso que cuando voy no la paso mal. Lo recorro muy lentamente mirando todos los productos, los colores y los logos (una pelotudez bárbara, siento que soy como un bebe que cuando le ponen un móvil en la cuna se lo queda mirando por mucho tiempo y tranquilo).
Así que ahí estaba yo con mi cesto rojo el martes pasado recorriendo la góndola (que buen nombre para un águila) en donde están las galletitas y pensando por que alguien compraría oreos blancas. En un momento escucho la voz de una nena chiquita (por adivinar diría que tenía algo así como 5) que provenía del sector de la verdulería (a unos metros de donde estaba yo) que decía: abu, yo quiero frutillas, cómprame frutillas! Yo, que seguía en estado zombie, me quede mirando como la abuela le respondía que iba a comprarle pero primero quería ver cuanto costaban. La señora agarra una frutilla de toda la gran montaña, la lleva hasta la scanner que da los precios y pasa la frutilla por el censor. Al no recibir reacción de la maquina, la señora dice indignada: estas maquinas nunca funcionan!
Que paso después no lo se, (aunque tengo la teoría la señora se habrá ido a quejar con el encargado por que la maquina no le daba el precio de la frutilla o que armo un ejercito de señoras, con Linda Hamilton a la cabecera, que luchan contra las maquinas) aun en mi estado de zombie, la escena que me causo tanta risa, que no podía contenerla y tuve que volver rápido a esconderme a la góndola de las galletitas.

Aclaración: la abuela no era vieja, habrá tenido entre 55 y 60, así que no se puede su acción por condición de gagá.

7 comentarios:

  1. ¿Podré reducir alguna vez la cantidad de ()?
    Averígüelo en la próxima entrada.

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  2. Naaah, no puede ser que haya pasado eso, es humanamente imposible llegar a tales niveles de pelotudez/senilidad.

    La anécdota me hizo acordar a una vez que yo, también en el supermercado, intentaba cerrar sin éxito una bolsa con manzanas (era de esas bolsas de plástico transparentes) con una máquina. El mecanismo del aparato consistía en sustituir en nudo habitual que uno hace con una cinta de color azul que cerraba la bolsa por un extremo. No sé qué pasaba, pero la máquina estaba trabada. En eso viene un tipo de extraño semblante que la arregla en dos patadas (él también necesitaba cerrar sus bolsas) y me dice: "A ver, probá ahora." Probé y anduvo, por lo que el señor espetó, sonriendo: "¿Y, andó o no andó?"

    Le respondí que sí y que muchas gracias pero la verdad es que me quedé pensando en que por más solidario que uno sea, si conjuga mal los verbos frente a un desconocido queda como un real pelotudo.

    Nota: "señoras" es una GRAN etiqueta.

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  3. El de arriba soy yo con mi cuenta alterna.

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  4. ¿La nena y la señora tendrán código de barras?
    Sería genial el batallón con Linda a la cabeza asaltando los supermercados del Mundo y destruyendo máquinas que les complican su existencia en lugar de solucionárselas. Me pregunto si Lita de Lázari formaría parte del batallón también...

    Perdón por infectar este blog. Estaba de paso y tuve que comentar al ver las imágenes de obras de Van Sant y Anderson a la derecha. Saludos ^^


    TOMMY Knocker

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  5. LAburando en un supermercado, tu pintoresca anecdota es hilarante, pero apuesto oi mas idioteces en todo este tiempo, que lo que cualquiera imagina.
    Desde viejas buscando cosas que waifai (y despues te preguntan que es wifi) hasta señores haciendose los langas comprando cual pelotudez nueva sale a la venta...
    El mundo de los supermercados es gracioso, desde cierto punto de vista.
    Y lo de la vieja, no me sorprende, que queres que te diga, es mas, no comprendo como todavia la fruta no viene con codigo de barras...
    XP

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  6. no fue un sueño?
    pobre mujer, habrá pensado que las semillas bien con chips ultrasónicos?

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  7. Góndola es un nombre genial para un águila, nunca se me había ocurrido, pero queda genial!

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