domingo, 7 de febrero de 2010

two sides

No se por que carajo sigo dándole chances. No me gustan los boliches, no funcionan conmigo. No me gusta el ambiente (casi llego al punto de detestarlo). La gente, la música, estar todo el tiempo a los empujones. Que reverenda mierda. Pero les sigo dando oportunidades por que a mis amigos le gustan esos lugares. Lo hago por ellos. Con ellos la paso bárbaro a donde que sea que vaya, excepto estos lugares.
Hoy fui a darle una oportunidad. Hice una cola de una hora, a los empujones donde terminaba casi asfixiado. No se bien para que me había bañado, por que estaba chivando mas que una persona con hiperhidrosis. Me apoyaron tantas pijas que no entiendo como no termine con un pibe. Todo esto para llegar al final y que el patovica que era una heladera de 1,60 metros me mirara y me diga: vos no entras. La ira que sentí en ese momento es 10 veces de la que siento mientras escribo esto. Empezó a empujarme de la cola y yo me resistí pidiéndole a este tipo que por lo menos me diera una razón lógica para que me dijera que me tenia que ir. Nunca me respondió le grite 5 veces en la cara pidiéndo una justificación, pero no conseguí nada, tal vez lo único que conseguía si seguía resistiendome era una piña en la cara. Me fui re caliente, puteando a los cuatro vientos.
Pateando la vereda y pegando paredes jure no acercarme nunca mas a esos lugares. Y lo reafirmo acá. Me quedare todos los fines de semana a la noche encerrado en mi casa sin hacer nada, pero ya no me importa. Mirare películas que ya he visto, escuchare artista musicales que desconozco, leeré libros que tengo pendientes, pero nunca mas vuelvo a eso lugares. Yo no le puedo pedir a mis amigos que cambien sus gustos o preferencias, pero yo si tengo la elección de seguirlos a todas partes o no. Ahora es un rotundo no. No soy un camaleón, no me puedo adaptar a todo.

Debo parecer una persona muy quejosa: Voy a esperar un rato a que se me bajen los humos para poder escribir la segunda parte de esta entrada.

3 comentarios:

  1. Todo se reduce a que sí, es posible conocer gente en un lugar con luces, música baja, de día, sin apretarse como sardinas, sin estar producido como para desfile de Giordano.

    Claro que es un poquitín más difícil...

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  2. muerte a los boliches. hasta los 15 años uno puede llegar a soportarlos, después se deben buscar alternativas. hay lugares más o menos respetables en esta ciudad. igual a la larga uno se cansa de cualquier cosa.

    tres palabras: punch-drunk-love. ea.

    o lost-in-translation, bueno.

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  3. La opción fiesta copada en lo de algún amigo es viable (siempre que se organice alguna, claro)

    Yo no voy más a boliches, salvo excepciones (cumpleaños, etc.)

    Buen blog!

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