domingo, 6 de mayo de 2012

El Último Elvis



El Último Elvis – 2012, Armando Bo / John McInerny; Griselda Siciliani; Margarita López.

“Tranquilo amigo, el show debe continuar.”

Seguimos con el cine nacional. Ya van cuatro al hilo, es raro, estoy seguro que es la primera vez que me sucede. No fue algo organizado sino que la elección de las mismas se fue dando naturalmente. “El Último Elvis” se estreno el mismo día que “Los Vengadores” y siendo un ex-lector de cómics estaba (estoy) muy interesado en verla, mientras que de la primera ni sabía de su existencia unos pocos días previos a su estreno. Por una combinación de eventos (fui durante la tarde al cine, tuve miedo a que hubiese mucha gente, mucho niño y adolescentes, miedo al pororo y además sentí una cierta atracción por el título del film de Bo) termine viendo la argentina.
Teniendo en cuenta de que justo venía con la seguidilla de cine nacional voy a empezar comentando el fuerte contraste que se entre esta y las otras tres (De Caravana; Las Acacias; UPA! Una Película Argentina) desde el punto de vista del valor de producción. La película tiene una muy buena calidad de imagen y por momentos luce bellísima (también influye, y se demuestra, la capacidad de Bo y del director de fotografía Javier Julio), además de presentar un número amplio de canciones de Elvis de las cuales tuvieron que conseguir los derechos y unos sets muy bien logrados (uno en particular que no voy a mencionar). Hay una inversión muy grande que por suerte no esta para nada desperdiciada.
Por suerte “El Último Elvis” es mucho más que una “linda” fotografía. Es la historia de Carlos Gutiérrez un empleado de una fábrica de electrodomésticos en el Gran Buenos Aires. Tiene una familia, pero el nunca parece haber representado su rol dentro de ella. Presenta un aspecto deteriorado, venido a menos, aparentando más años de los que realmente tiene. Nada de su vida es remotamente envidiable.
Pero la situación cambia por la noche cuando Carlos se pone su disfraz y cantando ante un grupo de personas, iluminado, Carlos deja de existir, todos sus problema quedan atrás. Él es Elvis Presley. La reencarnación de su persona o únicamente su voz, sin importar que él encarna el papel tal cual es. Esta transformación, conversión a ídolo, funciona como escape de la realidad. El no quiere ser Carlos, a el se le dio un don, su voz, y lo debe usar. Esta destinado a ser Elvis, o al menos el vive con la esperanza de que así sea.
Sus dos personas chocan en conflicto interno producido por su familia (esposa e hija). No hay maldad en sus actos al pedirle que abandone su rol de Elvis, si hay una necesidad de una padre y un esposo que el cantante nunca podrá ser pero que tal vez Carlos sí. Pero esta súplica parece ser demasiado para él. Abandonando a Elvis estaría perdiendo toda su razón de ser, viviría una vida gris, la vida de Carlos, sin esperanzas ni motivaciones. No se puede conformar con eso, tiene que haber algo más (cosas mayores) en la vida que eso.
Armando Bo logra construir y mostrar esta dualidad mediante pocos diálogos poniendo toda su confianza en las imágenes. Tampoco siente la necesidad ni obligación de realizar un montaje con mayor ritmo y frenesí para atraer mayor público. Con este tono calmo y silencioso se ayuda al espectador a comprender el personaje de Elvis/Carlos.
Es también destacable el labor de John McInerny del cual la actuación no será su fuerte pero cuando se encuentra arriba de un escenario cantando temas como “Unchained Melody” se convierte en una verdadera estrella y no cabe dudas que su personaje es Elvis Presley (además desde el punto de vista actoral esta muy bien resguardado por parte de sus secundarias, Siciliani y Lopez)
Me alegra haberme perdido “Los Vengadores” porque tuve la posibilidad de encontrarme y sorprenderme con “El Último Elvis”, la historia de una héroe clásico persiguiendo sus sueños en el conurbano bonaerense.